“Era
verano de 1970 y recuerdo que me moría de envidia... Acompañaba a mi madre y a
mi abuela a la procesión, a ver a la Virgen del Carmen y a mi hermano mayor
danzar. ¿Por qué él sí podía y yo no? No lograba entenderlo. ¿Por el simple
hecho de ser mujer? Yo también sentía la necesidad de bailar la danza
tradicional que mi abuelo le enseñó a mi padre y este a mi hermano. La danza
que llevaban bailando siglos mis antepasados. Yo también quería aprender y
dejarme llevar por el ritmo y esos colores. Entonces mi hermano me ayudó y lo
preparamos todo. Hasta robamos en la tienda de Justo una peluca de esas que
tiene para el carnaval, con intención de devolverla, por supuesto. Lo de la
ropa blanca fue cosa fácil. Me vestí de chico y mi hermano me enseñó a bailar
como uno más. Recuerdo que a medida que se acercaba el gran día me ponía cada
vez más nerviosa... Mi hermano advirtió a los demás chicos de que un primo suyo
de Camariñas que conocía los pasos bailaría con ellos este año, aprovechando
que en Camariñas también se bailaba esta danza. Esa era yo, el primo de mi
hermano, ¡y nadie se enteró! Nadie se dio cuenta. Bailaba igual de bien que
ellos, y qué feliz me sentía. Hoy por fin puedo decir que me alegra que las
chicas no tengan que renegar de su feminidad para poder bailar y sentirse tan
cariñesas como yo me sentí en 1970 aunque fuese disfrazada de hombre.”
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Poco
a poco nuestra sociedad avanza y los cambios son notorios, aunque sea a largo
plazo. En Cariño, un pueblo costero del norte de Galicia se puede observar este
cambio en la historia de la tradicional
Danza de Arcos, que aunque visualmente sigue siendo igual que cuando se creó,
ha evolucionado.
Un domingo de abril de 1978, treinta y siete mujeres de Cariño
salían a las calles del pueblo a presentar la primera Danza de Arcos femenina.
Ahora se permite que las mujeres dancen junto a los hombres sin ningún tipo de
distinción.
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Danza de Arcos femenina, 1978 |
En
la Danza de Arcos, solo se permitía danzar a los hombres, por tradición. Pero
la tradición también puede adecuarse a los nuevos tiempos, evolucionando
siempre de forma positiva. Por aquel entonces esto parecía un gran avance, pero
duró poco. La Danza de Arcos femenina desapareció a los pocos años de crearse,
quizá por dejadez o puede que por falta de conciencia. Eso sí, hoy en día,
podemos observar que la Danza de Arcos de Cariño está formada por hombres y
mujeres, incluso siendo estas mayoría en algún momento. Es bueno seguir con la
tradición siempre que consiga adaptarse a los nuevos tiempos, y en Cariño, esto
se ha conseguido.
Marina Regidor
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