miércoles, 27 de mayo de 2015

Artículo: El género por fin no importa


“Era verano de 1970 y recuerdo que me moría de envidia... Acompañaba a mi madre y a mi abuela a la procesión, a ver a la Virgen del Carmen y a mi hermano mayor danzar. ¿Por qué él sí podía y yo no? No lograba entenderlo. ¿Por el simple hecho de ser mujer? Yo también sentía la necesidad de bailar la danza tradicional que mi abuelo le enseñó a mi padre y este a mi hermano. La danza que llevaban bailando siglos mis antepasados. Yo también quería aprender y dejarme llevar por el ritmo y esos colores. Entonces mi hermano me ayudó y lo preparamos todo. Hasta robamos en la tienda de Justo una peluca de esas que tiene para el carnaval, con intención de devolverla, por supuesto. Lo de la ropa blanca fue cosa fácil. Me vestí de chico y mi hermano me enseñó a bailar como uno más. Recuerdo que a medida que se acercaba el gran día me ponía cada vez más nerviosa... Mi hermano advirtió a los demás chicos de que un primo suyo de Camariñas que conocía los pasos bailaría con ellos este año, aprovechando que en Camariñas también se bailaba esta danza. Esa era yo, el primo de mi hermano, ¡y nadie se enteró! Nadie se dio cuenta. Bailaba igual de bien que ellos, y qué feliz me sentía. Hoy por fin puedo decir que me alegra que las chicas no tengan que renegar de su feminidad para poder bailar y sentirse tan cariñesas como yo me sentí en 1970 aunque fuese disfrazada de hombre.”

Poco a poco nuestra sociedad avanza y los cambios son notorios, aunque sea a largo plazo. En Cariño, un pueblo costero del norte de Galicia se puede observar este cambio en la  historia de la tradicional Danza de Arcos, que aunque visualmente sigue siendo igual que cuando se creó, ha evolucionado. 
Un domingo de abril de 1978, treinta y siete mujeres de Cariño salían a las calles del pueblo a presentar la primera Danza de Arcos femenina. Ahora se permite que las mujeres dancen junto a los hombres sin ningún tipo de distinción.

Danza de Arcos femenina, 1978


En la Danza de Arcos, solo se permitía danzar a los hombres, por tradición. Pero la tradición también puede adecuarse a los nuevos tiempos, evolucionando siempre de forma positiva. Por aquel entonces esto parecía un gran avance, pero duró poco. La Danza de Arcos femenina desapareció a los pocos años de crearse, quizá por dejadez o puede que por falta de conciencia. Eso sí, hoy en día, podemos observar que la Danza de Arcos de Cariño está formada por hombres y mujeres, incluso siendo estas mayoría en algún momento. Es bueno seguir con la tradición siempre que consiga adaptarse a los nuevos tiempos, y en Cariño, esto se ha conseguido.
Marina Regidor


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