¿Qué
nos está pasando? ¿No somos los gallegos, esas personas que montan una fiesta
allá donde van? ¿Dónde se ha quedado nuestro espíritu fiestero? Cada verano, al
finalizar la época de fiestas patronales nos retiramos ilusionados, deseando
que pase un año para acudir de nuevo a la procesión marítima, ver las orquestas
que nos gustan o contemplar emocionados a la Danza de Arcos. Pero, ¿es que no
hay nada más que se pueda hacer por las fiestas? La Comisión se ha hecho
acreedora de nuestros aplausos un año más, lo que falla es nuestra “misión”
como cariñeses y cariñesas. No estamos siendo justos con nuestro pueblo.
Es
importante exaltar la plausible actuación de la Danza de Arcos, principal
manifestación del folklore popular cariñés, pese a la nefasta época que le está
tocando vivir. ¿Cómo es posible que el día de San Bartolomé solo se pudiese ver
a unos veinte jóvenes bailando nuestra tradicional danza? ¿Qué nos está
pasando, Cariño? ¿De verdad seremos capaces de permitir que la danza más
característica de nuestro pueblo se pierda por la falta de compromiso con
nuestros antecesores? ¿Dejaremos que siglos de tradición se vayan por la borda?
¿Conseguiremos que nuestros abuelos y bisabuelos no sientan el orgullo de ver
bailar a sus nietos lo que sus antepasados llevan bailando toda la vida? Encima
seremos capaces de “discutir” con otros que nuestra danza es la mejor y la más
longeva; pues entonces luchemos por ella para que dure. No dejemos que los más
mayores añoren los tiempos en los que pertenecieron a la Danza de Arcos,
considerando que era mejor que la actual. No dejemos que sigan pensando que
“cualquier tiempo pasado fue mejor”. No dejemos de contribuir a que las
tradiciones de nuestro pueblo como la Danza de Arcos sigan adelante y
sobrevivan a estos duros tiempos de crisis. Sintámonos cariñeses ahora más que
nunca.
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